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02 Abr
En el afán de contar una historia y verla publicada cuanto antes, muchos escritores noveles pasan por alto una serie de errores que afean la lectura y destinan el texto al cajón de los “recién llegados” al arte de escribir. El paso “de escribidor a escritor” exige no cometer algunas equivocaciones básicas, que acá te detallamos:
1- Los clichés: Evitá los lugares comunes; te bajan notoriamente la calidad de lo escrito. Esas frases archiconocidas (“besos de miel”; “el sol se cuela por la ventana”; “nubes como algodones”) reducen la intensidad de lo contado al no producir la sensación debida. Atentan contra el voltaje de lo que querés que sienta el lector. Por vagancia o por incapacidad, muchos autores terminan incluyéndolas. Será mejor reemplazarlas. Incluso las escenas ultra usadas (celulares sin batería justo en un momento de vida o muerte; la policía que llega apenas después de que el héroe apresó al malvado) suelen ser efectivas pero demasiado obvias. Tenélo presente.
2- Exceso o carencia de información: Es común encontrar un cúmulo de datos que exceden lo que necesito saber sobre un personaje, haciendo el texto tedioso y más extenso de lo debido. Pero también puede ocurrir que contemos menos de lo necesario: algo muy habitual, porque el escritor tiene “todo” en su cabeza y a veces cree que brindó la información completa. Ni un extremo ni el otro: buscar la dosis justa será dar en el blanco.
3- Repetición de palabras: Es acaso el ejemplo más notorio. No sólo produce una sensación de inexperiencia, sino también de pobreza de vocabulario. Otro error suele ser la repetición de palabras con el sufijo “mente” (“reiteradamente”; “amablemente”). Tenés que evitar la cacofonía.
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